No será una, ni dos, las veces que al comenzar un ensayo con el coro he escuchado: "¿qué lle botamos?"; a lo cual siempre responde alguien lleno de razón: "o de sempre: entrada, ofertorio e comunión". Y, con todo, no van desencaminados, ya que en la misa encontramos cantos invariables ("ordinario" de la misa): Señor ten piedad, Gloria, Credo, Santo y Cordero de Dios; y cantos variables ("propio" del día o del tiempo litúrgico): canto de entrada, salmo responsorial, aleluya, canto de ofertorio y canto de comunión.
Dicho esto, podemos afirmar que con el canto de entrada damos
inicio a nuestras celebraciones, intentando crear un ambiente distinto a aquel
del cual venimos. Con él se acompaña la procesión del sacerdote y los
ministros, fomenta la comunión de quienes se han reunido para celebrar la fe y,
sobre todo, nos introduce en el misterio del tiempo litúrgico o de la
celebración que estamos comenzando.
A la luz de estas características
podríamos analizar como "ejecutamos" –en el mejor de los casos– el
canto de entrada en nuestras celebraciones. ¿Para nosotros es lo mismo un
domingo que un funeral? ¿Entonces por qué escuchamos en ambas celebraciones uno
de los great hit más popularizado: Juntos como hermanos? o el manido "Alrededor de tu mesa" que en
ocasiones parece decir "elradiador
de tu mesa". Al seleccionar siempre los mismos cantos estamos dando la
categoría de "invariable" (ordinario) a lo que por definición es
"variable" (propio). De ahí que un canto de entrada debe ponernos en
alerta, provocar nuestra atención para que solo con escuchar el estribillo ya
sepamos lo que vamos a celebrar. Una razón más para llegar a misa antes de que
empiece.
Si nos encontramos en una iglesia a
rebosar y el canto de entrada es "Dale
el descanso, Señor", identificamos inmediatamente que nos encontramos
en una celebración de exequias; si escuchamos el estribillo "Ven, Señor, no tardes en llegar...
" comprendemos que ya hemos iniciado el tiempo de Adviento. Si lo que
escuchamos es "Adeste fideles"
sabemos que es Navidad; o, por el contrario, si se trata de "No deserto somos peregrinos",
advertimos que estamos en Cuaresma.
Sin duda, estos ejemplos nos pueden
ayudar a seleccionar con un criterio correcto los cantos de entrada; en los
cuales debe primar el texto, ya sea de contenido bíblico (o de inspiración
bíblica) o que referencie la fiesta o el tiempo litúrgico que celebramos.
Criterio del que adolece el 70% de los cantos de entrada que podemos encontrar
en la mayoría de los cantorales publicados en gallego y castellano, que
proponen "cantos comodín", es decir, que valen para todo.
En
definitiva, debemos hacer un esfuerzo por seleccionar el canto de entrada más
apropiado para cada ocasión; ya que con este canto da comienzo algo tan
importante como la Liturgia de la Iglesia, la celebración de nuestra propia fe.
Oscar Valado
Publicado en Barca de Santiago 26 (2015) 5-6.
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