lunes, 30 de marzo de 2015

Para vivir el Jueves Santo


El Jueves Santo es el pórtico del Triduo Pascual. Por la mañana se celebra la Misa Crismal, aunque en nuestra diócesis se traslada al martes santo por motivos pastorales. Por la tarde, tal y como se indica en el Misal Romano, da comienzo el Triduo Pascual, reuniéndonos para recordar y celebrar la última cena de Jesús con sus discípulos. Su último encuentro con ellos antes de la pasión. Un encuentro que quiere resumir el sentido de todo lo que está a punto de ocurrir: su entrega hasta la muerte; y en el que recordamos: 1) la institución de la Eucaristía; 2) el Sacramento del orden; 3) el mandato del Señor sobre la Caridad fraterna.

El Jueves Santo debemos comenzar nuestra celebración con el sagrario vacío y con un canto de entrada apropiado al misterio que celebramos, donde se ponga de relieve la entrega de Jesús hasta la muerte. Este día se canta el Gloria y, mientras, se pueden tañer las campanas, que no volverán a sonar hasta la Solemne Vigilia Pascual. Existe una antigua tradición que después del Gloria el organista cerraba la consola del órgano y este no volvía a sonar hasta el Gloria de la Vigilia Pascual.

En la liturgia de la Palabra se nos hará revivir los acontecimientos del cenáculo: la 1ª lectura (Éxodo) versa sobre la pascua judía; el salmo responsorial (Sal 115): "El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo"; La 2ª lectura (Corintios) sobre la institución de la Eucaristía; y el Evangelio (Juan) nos narra el pasaje del lavatorio de los pies a los discípulos. Después de la homilía, en consonancia con el texto evangélico proclamado se puede realizar el "lavatorio de los pies" mientras se canta una antífona adecuada: "Os doy un mandato nuevo". Este gesto simboliza la llamada de Jesús a poner la vida al servicio de los demás. Prosigue la liturgia eucarística, y es el único caso en el que el Misal Romano conserva la antífona de ofertorio: "Ubi caritas" (Donde hay caridad y amor). 

La misa sigue como de costumbre, pero con el conocimiento de que conmemoramos el aniversario de la institución de la Eucaristía: "haced esto en conmemoración mía". A continuación de la oración de poscomunión, se inciensa el Santísimo que permanece sobre el altar y, seguidamente, se traslada al lugar de la reserva cantando el "Pange lingua" (Que la lengua humana); una vez allí se vuelve a incensar mientras se canta el "Tamtum ergo" (Adorad postrados). El sacerdote se retira en silencio. 

La hora santa. En esta noche la Iglesia anima a los fieles a acompañar al Señor en oración. Jesús fue con sus discípulos al huerto de Getsemaní para orar, esperando la hora que viniesen a prenderlo. En ese momento de agonía pronunció estas palabras: "Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". En este momento trágico sus discípulos se quedaron dormidos... hoy, nosotros, discípulos de Cristo, tenemos la ocasión de acompañar al Señor durante la tradicional Hora santa. ¡Permanezcamos junto a Él!

Oscar Valado

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...